Sierras de Mallorca

Muntanyes d'Artà. Sa Talaia Moreia

Otra de las caminatas clásicas de las Muntanyes d’Artà es la que conduce hasta Sa Talaia Moreia (433 m), en el extremo septentrional del macizo. Es un poco más larga que la de la ermita de Betlem (nota del 17/02/2015), unas 5 h entre ir y volver, que se pueden convertir en 6,30 h si nos decidimos a subir a los tres montes que nos encontramos a lo largo del camino ―el Puig des Porrassar (494 m), el de Sa Tudossa (442 m) y el Figuer (272 m). Pero el recorrido vale la pena por la soledad y las grandes panorámicas.

Se suele partir de S’Alqueria Vella de Baix (220 m), aunque también se puede ir desde la urbanización de Betlem; pero desde ahí el desnivel es casi el doble y tardas más. Actualmente, en las casas de S’Alqueria Vella de Baix hay el centro de información del Parc Natural de la Península de Llevant, que comprende todo este sector de montañas, desde la ermita de Betlem y el Puig Figuer hasta el mar.

El camino parte a la izquierda de la casa y es una pista ancha que va subiendo valle arriba, deja las casas de S’Alqueria Vella de Dalt a la izquierda y, si queremos una caminata cómoda, ya no hace falta abandonar hasta que se acaba en el Coll Paret, al pie de Sa Tudossa. Esta larga pista es el llamado Camí dels Presos, una carretera que construyeron prisioneros republicanos entre 1941 y 1943 con el propósito de instalar un puesto de vigilancia y una batería de cañones en la cumbre de Sa Talaia Moreia. Pero si se quiere atajar y caminar por sendero, superadas las casas de S’Alqueria Vella de Dalt, se puede tomar una senda a la derecha que circula por el bosque y nos sitúa sin rodeos en el Campament dels Soldats.

En este campamento, ahora en ruinas, es donde vivieron los 750 presos que participaron en la construcción de la carretera en régimen de trabajos forzados. Un lugar desolado en medio de las montañas, que en verano es un horno y en invierno, una nevera. El conjunto constaba de una caseta para los oficiales, cantina, enfermería, barracones de soldados y de presos, cocina, almacenes, celda de castigo y establo y corral para los animales, un aljibe y una fuente. Hubo un destacamento de soldados hasta 1948.

Ahora es el momento de decidir si subimos al Puig des Porrassar, unos 35 minutos entre ir y volver, pero que si los hacemos, nos proporcionaran una vista impresionante de la línea de cumbres de las Muntanyes d’Artà, con la cota máxima, Sa Talaia Freda (560 m) justo ante nosotros. El sendero que sube arranca al noroeste del campamento y está señalizado.

El día juega con nosotros y el sol ahora sale, ahora se esconde. 

Sa Talaia Freda, Sa Tudossa y el Camí dels Presos desde el Puig des Porrassar

Para continuar hacia Sa Talaia Moreia es preciso volver al campamento y, siguiendo las indicaciones del GR-222, tomar por un sendero que circula arrimado a una pared seca, llega a la pista, la atraviesa y la resigue por la izquierda hasta confluir con ella definitivamente poco antes de una curva cerrada y el pequeño puente que salva el surco abierto por las aguas que bajan de Sa Talaia Freda, cuando bajan. Y a partir de aquí ya no hay más alternativas.

Seguimos por la pista y a 1 km aproximadamente, a la derecha, encontramos la desviación del GR-222 que lleva a S’Arenalet d’Albarca por la Font des Oguers. Continuamos adelante y a unos 300 m vemos la desviación a la izquierda que sube a Sa Tudossa. Si vamos bien de tiempo y de fuerzas, vale la pena subir porque la vista sobre Es Caló, la urbanización de Betlem, Es Canons y la bahía de Alcúdia es espléndida. Para atajar, podéis estar tentados de seguir un sendero que desde lo alto del cerro baja directo a la pista. Pero no os lo recomiendo, la traza se pierde pronto y es un rompepiernas. Yo me aventuré por él una vez con Isabel y unos amigos, y me maldijeron, sobre todo Catalina Maria, que en el descenso dejó la suela de la bota.

De nuevo en el Camí dels Presos seguimos adelante y a unos 800 m encontramos un camino a la derecha que lleva igualmente a S’Arenalet d’Albarca, pero por el Pla de ses Bitlles. Lo dejamos y continuamos hasta el final de esta carretera inconclusa. Entonces, justo terminar el tramo empedrado, tenemos que dejar el camino ancho y seguir una traza bien marcada, a la derecha, que nos conducirá a un botador. Es necesario saltarlo y empezar a subir por el pedregal arrimados al risco siguiendo un sendero abrupto y de fuerte pendiente, marcado con hitos, hasta alcanzar los llanos superiores y orientarnos con la visión, aún lejana, de la torre de vigilancia que corona Sa Talaia Moreia. Ojo, mientras subimos no debemos dejar tentarnos por un sendero más marcado que el nuestro que toma una clara dirección noreste y que, primero, llaneando y, después, en claro descenso, nos conduciría al Pla de ses Bitlles.

Carrizos, palmitos y raquíticos lentiscos nos complican la ascensión, pero también alegran el paisaje con sus tonos de verde. Si no fuese por ellos, aquello sería un pedregal blanquecino  salpicado de cojinetes de monja y sobrevolado por gavilanes, milanos y halcones peregrinos en busca de una presa.

Desde Sa Talaia Moreia la vista más espectacular es al este, hacia la costa que se extiende hasta el Cap des Freu, y al sur, hacia las ondulaciones de este magnífico macizo calcáreo, surcado por torrentes secos, actualmente despoblado y dominio de cabras asilvestradas, asnos y vacas del país, además de todas los bichos propios de estos parajes apartados de la civilización. Desde aquí, los días claros, parece que puedes alcanzar Menorca nadando. La torre cilíndrica que corona el monte data de 1580, al menos eso dicen.

De bajada, para no hacer un camino idéntico, una vez llegamos al Campament dels Soldats, podemos desviarnos a la izquierda y, primero, por un camino ancho, y, después, por un sendero que vemos a la izquierda de un botador, bajaremos a las casas de Es Verger, en el valle del mismo nombre. Las casas están en ruinas, pero la fuente sigue manando con buen chorro. Desde las casas seguiremos pista arriba, en dirección sur, pasaremos por el Coll des Verger y, siguiendo el valle en un descenso tranquilo, llegaremos a S’Alqueria Vella de Baix.

Valle y casas de S'Alqueria Vella de Baix; al fondo, el Puig de sa Creu y Sa Talaia Freda; a la derecha, el Puig des Corb

Ascender al Puig Figuer tras esta caminata es optativo. Pero vale la pena considerar que desde el punto en el que estamos tan solo son diez minutos de subida y cinco más de bajada. Y arriba te encuentras con los restos de un talayote circular y un panorama inmenso.

Desde el aparcamiento de S’Alqueria Vella hago la última fotografía: el Puig Figuer.