HIJOS DE LA OPULENCIA

Han pasado tres años y el joven Andrés Hurtado ya no tiene mucho que ver con el Naranjito, el skinhead exaltado y violento que había sido. Pero ahora es cuando lo juzgan junto con su amigo Miki por una agresión que cometieron años atrás. El fiscal les acusa de intento de homicidio y pide siete años de prisión para cada uno.

En Hijos de la opulencia vuelto a tocar un tema de actualidad social -en este caso, la violencia de algunas tribus urbanas- con la intención de convertirlo en un tema de debate en las aulas. El fenomeno skin, ligado o no al neofascismo, es el reflejo del fracaso en diferentes frentes de nuestra sociedad opulenta, caracterizada por la competitividad, y en donde el éxito material se situa por encima del compromiso moral. ¿Qué sucede con los jóvenes que no pueden seguir el ritmo marcado por los planes educativos y no se resignan a ser bandeados? ¿Con los que crecen solos, entre las tensiones de familias desestructuradas? ¿Con los que no saben dar valor a nada porque lo tienen todo? ¿Qué pasa con todos estos chicos frustrados y desorientados cuando llega el momento de autoafirmarse? Entonces, la fuerza bruta, la imposición violenta, puede convertirse en su signo de identidad, aquello que los hacer sentir que son alguien. Sin duda, esta opción es un error, pero quizas no sea un error únicamente suyo sino de todos.

En el año 2004 se hizo una adaptación cinematográfica para televisión de la novela con el título Rapados (Caps rapats, en catalán), con guión y dirección de Román Parrado y con Marc Rodríguez, Andrés Herrera y Macarena Gómez de protagonistas.

Edición catalana: Fills de l'opulència. Columna Jove, 254. Grup Editorial 62, Estrella Polar. Barcelona, 2010. 157 pág.