
Desde que empecé a llenar este bloc de notas en mayo del 2014 he contado muchas coses de mi día a día exterior e interior. Lo que no he contado nunca es que desde hace tres años estoy trabajando en una novela de época; que es distinto a una novela histórica. En una novela histórica los hechos del pasado suelen tener gran relevancia y a menudo aparecen en ella personajes reales dialogando y moviéndose al gusto del novelista. Yo no soy tan atrevido y, más que sobre un hecho o un personaje histórico concreto, me limito a hacer pivotar la trama alrededor de toda una época, con personajes imaginarios sin trascendencia histórica, gente humilde en su mayoría, que querría pintar tan reales y cercanos en su periplo vital como cualquier personaje contemporáneo, del que el lector suele reconocer fácilmente el marco social y geográfico.
Este es mi mayor reto y con el que me entretengo horas y horas: lograr la atmosfera del pasado adecuada, llegar a situar al lector en los años a lo largo de los que circula mi historia. Para esto, aparte de lecturas, cuento con una herramienta sin la cual mi labor seria mucha más lenta y pesada y, sin duda, más costosa en cuanto a esfuerzo físico y económico; me refiero a Internet. Para todo aquel que precisa documentarse para a llevar a cabo un trabajo concreto, Internet es la panacea que hace posible que, sentado ante tu ordenador, llegues a obtener un conocimiento que nunca habrías soñado. Buscando en Internet con un objetivo concreto te salen al paso verdaderas maravillas documentales. Por ejemplo, para mover a mis personajes por el Londres victoriano de Dickens he localizado un magnífico mapa de la ciudad datado el año 1843. Teniendo en cuenta que la parte de la acción de mi historia que transcurre en Londres sucede entre 1842-1843, ¡¿no es un golpe de fortuna extraordinario haber localizado este mapa?! También localicé y he trabajado con una web inglesa que recrea diversas calles del Londres de mediados del siglo XIX con las tiendas de entonces a partir de un censo comercial en el que se especifica el tipo de actividad y el nombre del propietario. ¿No es increíble?
De Nueva Orleans, de Baton Rouge, de La Habana, de todas las ciudades en las que sitúo la acción de la novela he podido hallar mapas urbanos de la época, que me han permitido mover a los personajes sobre un espacio real. Si a esto añadimos la serie de documentos, grabados, ilustraciones e imágenes que he podido ver y retener en mi ordenador para examinarlas una y otra vez hasta convertirlas en mi mundo imaginario y, de rebote, en el mundo real de mis personajes, el viaje al pasado que llevo haciendo a lo largo de estos tres años es extraordinario y quizás incluso más evocador que visitar los lugares tal y como son ahora, enmascarados y transformados por el paso del tiempo y la modernidad
Lo siento; encarando ya la recta final de este largo viaje no he podido contenerme de contar la grata experiencia que ha significado, independientemente del acierto literario de la novela resultante. Que, por cierto, no he dicho de qué va.
Pero no importa; tampoco era mi propósito.