Como cada año por la segunda Pascua, Natxo, Fèlix y yo fuimos a caminar. Este año nos paseamos por el País de Sault, un altiplano entre 990 y 1100 m, situado en el corazón del Pirineo occitano, e hicimos tres ascensiones a cumbres emblemáticas de este sector de la cordillera. No nos hizo muy buen tiempo y tuvimos que soportar lluvia y viento todos los días salvo el último, que lució un sol espléndido por encima del mar de nubes que cubría el altiplano de Sault.
La primera caminata la hicimos el viernes, 13 de mayo. Salimos de Barcelona a las 6 h de la mañana y a las 10,15 h ya estábamos en Monfort-sur-Boulzane (780 m) y empezamos a caminar hacia el Pic Dourmidou (1.843 m). El recorrido es fácil, por pistas anchas y siguiendo señales amarillas hasta el Col de l’Hommenet (1.378 m). Saltamos al otro lado del collado y continuamos por una pista hasta la línea de cumbres; desde aquí, siguiendo una valla de estacas, remontamos los prados hasta la cumbre. El día, que ha empezado con nubes y claros, ha ido empeorando y acabamos caminando entre la niebla y con un viento fuerte. De bajada, comemos en un hoyo a resguardo del viento entre narcisos. Llegamos al coche sobre las 18 h y nos dirigimos hacia Bugarach, en donde dormiremos. Poco después de abandonar Monfort nos detenemos ante la cascada de Gincla, cuyas aguas se incorporan al río Boulzane, que viene de donde venimos nosotros, del Dourmidou, y van a parar al Aglí.
Al día siguiente, en Bugarach, nos levantamos con lluvia y el Pech de Bugarach, que era nuestra meta de hoy, oculto por la niebla. Desistimos de subir y, como consolación, decidimos hacer una caminata circular a su alrededor de seis horas, que, espoleados por el mal tiempo, hacemos en cuatro y media. Ni tan siquiera nos detenemos a comer y lo hacemos de regreso a Bugarach, en Le Presbytère, el mismo lugar en donde hemos dormido. Por la tarde, cuanto estamos en Espezel, sale el sol y lo aprovecho para hacer algunas fotos del pueblo, que no tiene mucho que ver.
El meteo francés había pronosticado sol para el domingo, pero nos volvemos a levantar con lluvia. De modo que decidimos hacer turismo y nos llegamos a Chalabre, al lago de Montbel, al castillo de Puivert y a la surgencia intermitente de Fontestorbes, en Balesta, que es espectacular. Transitamos por carreteras locales que atraviesan espléndidos bosques de robles, hayas, píceas y abetos. En la vertiente sur del Pirineo catalán no tenemos estos bosques; no llueve tanto como aquí; solo en el valle de Aran, abierto a los aires húmedos del Atlántico, pueden verse bosques parecidos.
Como parece que quiere abrirse, regresamos a Espezel y nos situamos en el Col de Tourrugue (1.450 m) para subir al Pic d’Ourtiset (1.934 m). La ascensión por el Col de Seillis también es fácil y está bien señalizada. En el último tramo nos envuelve la niebla. Para bajar lo hacemos por el Col des Escouillades y el bosque de Ourtiset, con magníficos ejemplares de hayas y abetos. De regreso al Col de Tourrugue cogemos el coche y nos desplazamos a Comus, que será el final de etapa de hoy.
¡Por fin un día bueno! El lunes por la mañana el sol brilla en Comus (1.195 m) y no hay ni una sola nube en el cielo. Cogemos el coche y nos internamos en las Gorges de la Frau por una pista excelente. Tras unos cuatro kilómetros, la dejamos y tomamos la que sube por el valle de Basqui hasta unos prados a 1.484 metros de altitud, en donde dejamos el coche y empezamos a caminar. Aún no son las 9 h. La pista sigue hasta una barrera que la corta. Un cartel advierte del peligro de explosiones. Estamos muy cerca de la cantera de Trimouns, la explotación de talco a cielo abierto más grande del mundo. Por caminos señalizados remontamos hasta el Col de la Peyre (1.714 m), en donde encontramos la primera nieve. Por un sendero bien marcado empezamos la subida al Pic de Soularac (2.368 m). Una primera tirada nos sitúa en el rellano del lago Tort (2.097 m), donde reponemos fuerzas para atacar los últimos 270 metros. Cada vez hay más nieve y en la cresta encontramos una cornisa helada que nos obliga a dar un pequeño rodeo para alcanzar la cumbre. Desde allí arriba la vista es espléndida con la gran muralla de los Pirineos, al sur, y un mar de nubes que cubre el País de Sault y los valles medios del Aude y del Arieja, al norte. De vez en cuando, entre la niebla que sube, distinguimos Montségur y su castillo encaramado en la roca. Miramos, hacemos fotos, nos fotografiamos los tres juntos y bajamos.
En el lago Tort, con la cantera de Trimouns a nuestros pies, comemos y nos tumbamos un rato sobre la hierba salpicada de pequeñas flores amarillas y blancas. A las 15 h empezamos a bajar y a las 17 h llegamos al coche y emprendemos el regreso a Barcelona. Nos detenemos en Ax-les-Thermes a tomar una cerveza y hacer un repaso de las cuatro jornadas. El buen día de hoy nos hace hacer un balance positivo y nos emplazamos para volver un fin de semana del mes de setiembre y subir al Pech de Bugarach, que nos ha quedado pendiente. Esta vez vendremos con las parejas porque el pueblecito de Bugarach y sus alrededores son encantadores y en Le Presbytère nos han tratado de maravilla.