El lago de Como

El pasado junio Isabel y yo estuvimos tres días en el lago de Como. El primero lo pasamos en la ciudad de Como (nota 12/09/2015); los otros dos, en Tremezzo, en un hotelito colgado encima del lago con unas vistas fantásticas que nos recomendaron unos amigos. El hotel Rusall. Yo también lo recomiendo. El único inconveniente que tiene es que es complicado llegar hasta él y, cuando llegas, si quieres olvidarte del coche, tienes que hacer veinte minutos a pie para situarle a orillas del lago. De bajada, mira, es un paseo; pero de subida, que ya vienes cansado de toda la jornada, se hace pesado. Pero se pueden articular estrategias para solucionar el problema: como bajar con el coche y dejarlo antes de llegar a la carretera general, en donde es muy difícil aparcar. Y desde allí ir al embarcadero del transbordador, que es la mejor forma de moverse por el lago.

El lago de Como es el paradigma de un lago glacial de fondo de valle. Largo, estrecho y rodeado de altas montañas, a la altura de Bellagio se divide en dos brazos que le dan forma de y griega invertida (ʎ). Hace unos 50 km de largo y la anchura máxima es de 4,4 km ―ante la punta de Bellagio. Tiene un perímetro de 170 km y una profundidad máxima de 416 m, que lo convierte en el segundo lago más profundo de Europa. Está situado tan solo a 199 m sobre el nivel del mar y goza de un clima templado de rasgos mediterráneos. Pero más allá de las características geográficas, lo que hace del lago de Como un paraje singular es la conjunción naturaleza-humanización, que aquí presenta una armonía deliciosa.

Un lugar tan paradisíaco, en el contacto entre la gran cordillera alpina y la llanura lombarda, es normal que fuese poblado desde muy antiguo y que, a lo largo de los siglos, fuesen surgiendo enclaves humanos allá en donde las condiciones eran más favorables. Pequeños pueblos que se extendían a lo largo de las riberas o que ascendían a los rellanos de las montañas y que iban salpicando de campanarios el valle. Es en este paraje retirado y tranquilo de principios del siglo XVII, en el que viven pescadores y campesinos, clérigos y señores, en donde Alessandro Manzoni sitúa la acción de Los novios (I promessi sposi, 1827 i 1840-1842), la más popular novela histórica italiana y que pone el lago de moda entre sus contemporáneos.

Con la consolidación de la burguesía a lo largo del siglo XIX, que no rechaza emparentarse con una nobleza decadente, el lago de Como se convierte en un destino estival privilegiado y viejos palacios y villas se remodelan al gusto de la época y se construyen de nuevos. La aristocracia es substituida por las grandes fortunas y los nuevos salones acogen a distinguidos personajes del momento, que se incorporan a la dolce vita local. Desde entonces la lista de famosos que han recalado o se han instalado a las orillas del lago es extensa y reúne políticos, artistas, hombres de negocios y deportistas. Y la verdad, si yo fuese miembro de la élite de los multimillonarios, también me lo pensaría. Y si no, seguid mirando: