El jueves de la semana pasada Televisió de Catalunya emitió por el Canal 33 el documental Àngels a Berlín, dirigido por Ferran Llagostera y producido por Maragda Mediàtica ―Alfonsi Vega y Jaume Puig. No pude verlo porque estaba en Mallorca, y en Mallorca ya no se ve el Canal 33. (Una más de las estrategias del actual gobierno del estado español ―con el beneplácito del gobierno balear― dirigidas a debilitar en catalán en su ámbito territorial.) Pero a pesar de que había asistido a su estreno en CaixaForum hará cosa de un año y medio, lo he querido volver a ver a través del portal “TV3 a la carta”.
Àngels a Berlín nos presenta a la Orquestra de la Bona Sort y relata su experiencia de ir a tocar a Berlín. ¿Y qué tiene esto de interesante?, os preguntareis. Seguramente no demasiado desde el punto de vista de la normalidad, pero sí que nos aporta mucho en cuanto al conocimiento y en la consideración de una “anormalidad” tan estigmatizada como es la enfermedad mental.
La Orquestra de la Bona Sort la integran un grupo de personas diagnosticadas como enfermos mentales que han encontrado en la música un camino de integración, de participación social y de realización personal. Bajo la dirección del músico y terapeuta José Manuel Pagán estas personas afrontan sus limitaciones y ofrecen al público lo mejor de sí mismos a través de la catarsis musical. No son buenos instrumentistas, ni cantan bien, ni tienen un repertorio original, pero son entrañables. El documental nos aproxima a ellos, a su enfermedad y a su ilusión, y nos brinda la posibilidad de revisar nuestra propia actitud respecto de estas personas que, desde la indiferencia de la salud, demasiado a menudo marginamos y olvidamos.
Lo he querido volver a mirar para recordarlo antes de escribir esta nota y también para evocar la intensidad del momento que viví durante la actuación en directo de la orquesta el día del estreno. Aquella tarde, en la sala del auditorio, mientras tocaban, tuve uno de estos extraños momentos en los que te desprendes de tu yo individual y te entregas a un yo colectivo, de especie, que te hermana a los demás y te hace partícipe de sus conflictos. Y en una especie de comunión que me llenó de tristeza por su sufrimiento, sentí que me purificaba y me hacía mejor. Casi podría decir que viví una experiencia de exaltación mística, pero no a través del amor a Dios, sino a través del intenso cariño y ternura que sentí por aquellas personas que, desde su inocente espontaneidad, me ofrecían su alegría. Dudo que pueda olvidarlos.
Si tenéis curiosidad y queréis ver el documental, os paso el enlace de "TV3 a la carta": Àngels a Berlín
(Fotos cedidas por Ferran Llagostera)