A pie por la Costa Brava

1. La caminata desde el Port de la Selva a Llançà es cómoda y llana, y se tarda en hacerla poco más de 2 horas. Casi todo el recorrido se hace por un camino de ronda arreglado que circula junto al mar y por delante de las urbanizaciones que se distribuyen a lo largo de este trozo de costa. No es un tramo especialmente atractivo, salvo algún punto concreto, como la punta de S'Arenella y las pequeñas playas del Cau del Llop y de les Tonyines. Sin embargo, de regreso, las vistas del Port de la Selva bajo la luz del sol poniente justifican el esfuerzo. 

La punta de s'Arenella i la platja d'en Vidal

2. Del Port de la Selva a cala Tavallera optamos por seguir el GR-11, que pasa por la punta de la Creu y empieza a subir por la izquierza del arroyo de la Tamariua hasta la pista que, siguiendo el arroyo de Puignau, nos llevará a Sant Baldiri de Tavellera. De la explanada que hay a la derecha de la ermita sale un sendero bien trazado que atraviesa el arroyo de Talabre y enlaza con la pista que conduce a cala Tavallera. Pero había romería en Sant Baldiri y los coches aparcados en la explanada no nos dejaron ver el sendero. De modo que continuamos por el GR-11, que da un ligero rodeo y enlaza con la pista poco antes del mas Paltré. El día se había ido cubriendo y al llegar a cala Tavallera empezó a lloviznar. Lástima; el paraje es fantástico, con la aspereza salvaje propia de este sector de la península del Cap de Creus. De regreso hicimos el camino corto. En total unas 4,30 h entre ir y volver. 

Cala Tavallera

3. El tramo de Cadaqués a Port Lligat es casi un paseo urbano. El sendero que nos llevará al faro del Cap de Creus parte de arriba de todo de una ancha calle de urbanización pendiente y sin ningún interés. Cuando llegamos, pienso que perfectamente podríamos haber inciado el recorrido desde aquí. El sendero, marcado con franjas rojas y verdes, al principio circula cerca de la carretera, pero después se aleja de ella y nos internamos por un paisaje rocoso, con una vegetación baja y florida, salvo en las hondonadas que van a dar al mar y que festonean la costa. A la altura de la playa d'en Lluís tomamos un ramal que va junto al mar y nos situa en la playa de la Guillola. El cielo está cubierto y el paisaje, quebrado y oscuro, tiene algo de tenebroso. De la playa de la Guillola regresamos hacia el interior y enlazamos con el sendero señalizado remontando una pista entre chalés. A partir de aquí el camino circula algo retirado, pero con buenas vistas, hasta la cala Jugadora, a la que vale la pena descender. Ha salido el sol y nos bañamos. La hostería y el faro del Cap de Creus ya están muy cerca y la prisa nos abandona. En total habremos caminado unas 2,30 h, que deberemos volver a hacer de regreso. 

Cap de Creus i cala Jugadora